martes, 30 de junio de 2009

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OTRO DÍA

Un día cualquiera...


- Sabes??. Me gusta Juan.

- Si? ... y se lo has dicho?

- Noooooo

- Bueno y a qué esperas?

- Otro día.

Otro día....

- Sabes? Juan se ha muerto¡¡

- No me digas?....

- Si. La vida me dejó con la palabra en la boca....

lunes, 29 de junio de 2009

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POR....

Corremos....
Corremos por que tenemos miedo?.
Corremos sin pensar
por que corremos?.
Corremos por deseos,
por sueños o avaricias?.
Corremos convencidos
por caricias?.
Lo hacemos tras los sueños?.
Corremos sin mirar
por que lo hacemos?.
Corremos detrás de nuestros padres
para luego hacerlo por delante?.
Corremos en,durante, carreras?.
Lo hacemos por ser los primeros,
por hacerlo?.

Por qué corre-mos ?

Mejor correr-nos
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SOÑANDO...

Anoche soñé. Llevaba varios días sin hacerlo. Pero por fin lo conseguí.Algunas personas que conozco dicen que los sueños son las palabras del inconsciente,aquello que no nos atrevemos a pensar en estado consciente.
No se lo que son, la verdad, pero tampoco me importa mucho. Sólo se que me gusta hacerlo y que creo que es lo más sano que puede hacer la mente humana.

Me encontraba en una cueva,una cueva oscura en principio, con colores apagados, olor a humedad y un frío inapetente. Estaba sola y debía entrar. No se por qué, pero debía hacerlo.
Fui caminando poco a poco, despacio, tanteando las pisadas por que la oscuridad me impedía estar segura de mis pasos. Era más el riesgo de caer o pisar algo inapropiado que otra cosa.Pero seguí caminando. Y sin ver nada, al rato me di cuenta que entraba en un espacio más grande, la claridad fue apareciendo de forma vergonzosa y clareaba las sombras. Y con la claridad, el miedo. El miedo al mismo miedo, el miedo a ver, el miedo a lo desconocido, al placer que me producía el mismo miedo que,a la vez, me quería paralizar.
Y entonces ocurrió. Todo mi cuerpo quería continuar. Mi estómago, mis pulmones adaptados a ese aire, mi corazón con el ritmo controlado. Mi piel acomodada al frío de aquel boquete en el interior de la tierra. Mis ojos con enfoques especiales para la oscuridad. Mi respiración enhebrada al aire cargado. Mis músculos en continua preparación, justo en la línea de salida. La sangre más veloz que la conciencia.
Pero mi cerebro paralizado. No había forma de mandar la orden a todo aquello que me formaba, que me componía. Todo estaba parado aunque yo gritara más fuerte aún. Mi cuerpo entero quería seguir, debía seguir, por que por algo estaba allí. Pero no hubo forma de convencerle. Ese puto cerebro tenía vida propia y parecía que era él el que mandaba.
No había forma. No pude obligarle, ni engañarle, ni tenía nada para chantagearle. Hablé con él de todas las formas posibles. incluso le castigué sin esas cosas que tanto le gustan. Pero seguía en tus trece. Y yo seguía en los míos. Así que, mientras él me confirmaba su decisión de paralizar todo mi cuerpo para que no continuara con mi aventura por si algo malo me pasaba. Aprovechando, digo,ese desliz del órgano gobernante, saqué mi machete del bolsillo y corte de forma limpia mi cuello. Me até un pañuelo para cortar la hemorragia y me dispuse a seguir tanteando por el camino que mis otros sentidos me llevaban a la vez que oía mi propia voz salir de la boca de mi cabeza que estaba tirada en el suelo y me gritaba:
Puta¡¡
Entonces sonreí por primera vez con los poros de mi piel.
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Incertidumbres

Que se pare el mundo.
Que el tiempo no pase.
No quiero olvidar.

Pero tampoco se
si quiero amarte.

sábado, 27 de junio de 2009

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RELATO SIN TITULO IV

Sentándose en la cama, echó un vistazo por la habitación para ver que era lo que tenía que buscar. El eco de Pepa salía por sus oídos repitiendo una y otra vez las mismas palabras, una y otra vez. “Rebusca y encuentra”…. Pero ella no sabía lo que tenía que rebuscar, ni siquiera sabía donde tenía que rebuscar. Y en ese momento se acordó de la caja marrón que él siempre guardaba debajo de la cama. Nunca le había contado lo que guardaba allí, pero si le había visto meter fotos alguna vez. Poniéndose de rodillas delante de los pies de la cama, decidió agacharse para echar un vistazo. No vio nada. Entonces se puso de pie y, presa de un ataque de nervios, decidió comenzar a sacar todo de los armarios, cajoneras, cualquier hueco que sirviera para esconder la cosa más insignificante. Abrió puertas y cajones y todas sus cosas fueron a parar al suelo con tanta rabia como fuerzas tenía. Ropa, zapatos, mochilas, discos, cualquier cosa que viera. Todo salió de su escondite. Y entre tanta cosa tirada por todas partes, casi sin percibirlo, estaba la caja. Tapada casi por completo por otros tantos bultos, asomaba bajo los restos de la vida de Ricardo. Y allí se quedó, inmóvil, delante de ella, mirándola, esperando que la rogara a gritos que la abriera.
Y sentándose en el suelo, la cogió con las dos manos de la forma más suave posible, como si en vez de cartón fuera de cristal. Se la puso en el regazo y la contempló durante un largo momento hasta que la curiosidad decidió abrirla. No vio más que fotos, muchas fotos. A primera vista, algunas eran de paisajes, otras de personas que ella reconocía, otras de gente que no había visto en su vida. Pero sobre todo encontró fotos suyas. Sola en algunas, en otras con él. Y una sonrisa se posó en sus labios al reconocer los momentos que reflejaban esas fotos que estaba mirando. Y los recuerdos volvieron a asomar a su memoria y la nostalgia volvió a apoderarse de ella. Entonces cerró la caja a la vez que cerraba los ojos y le echó de menos. Le echó de menos como nunca supuso que le echaría y comenzó a llorar como lo hacía una niña pequeña, sin control. Los sollozos no la dejaban casi ni recuperar el aire que se le iba escapando a borbotones. Necesitaba coger aire para recuperarse. Tenía que poner control a esa situación, pero no sabía como. Sólo quería llorar y llorar hasta que todo eso acabase.

jueves, 25 de junio de 2009

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RELATO SIN TITULO III

Posándose delante de ella, la abrió sin pensarlo y acomodó la penumbra a sus ojos para poder desvelar el entorno que tan bien conocía. Y con el palpitar de su corazón en la mano, tanteó el interruptor de la luz para acoplar su vista al oscuro momento que le tocaba vivir mientras que en su memoria retomaba palabras para no sentir miedo. El miedo que quizás la llevó a no ver nada más allá que el espejo que reflejaba su propia imagen. Por que no estaba acostumbrada a hablar con su propio corazón, no sin él. Y en ese momento solo le quedaba la nota en su bolsillo, una nota que tendría que leer para provocar un eclipse, quizás un encuentro entre los dos. A solas.
No le costó más que un instante reconocer que todo estaba en su sitio. Ninguna señal indicando que allí había perdido la vida su amigo. Ningún mensaje, nada. Todo seguía igual de ordenado y limpio que siempre. Entonces, a la vez que continuaba andando, sacó la nota y se apoyó en el respaldo del sofá para acomodarse y leerla. Primero la acarició como si le acariciara a él. Luego echó un primer vistazo. Y por fin encontró valor para leerla. Por su mejilla aterciopelada, una lágrima comenzó a rodar, arrastrando el poco maquillaje que ella usaba. Con la punta de los dedos la secó y se recompuso. Poniéndose de pie, optó por ir al dormitorio. Y al entrar, una brisa de aire cálido la abrazó como quiso que lo hubiera hecho él. El mismo calor, la misma calma que él la regalaba en cada abrazo, en cada mimo. Y la inseguridad se apoderó de ella por momentos, creándola un estado de excitación a la vez que la balanceaba en el columpio de la incertidumbre. Las preguntas se amontonaban en su cabeza exigiéndola respuestas inmediatas a las que ella no podía contestar o no quería.

martes, 23 de junio de 2009

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RELATO SIN TÍTULO II



Y allí se quedó ella, quieta, con la nota escondida en el forro de la ingenuidad y las llaves clavadas en la palma de su vida. Quieta, sin poder parar de pensar si sería capaz de abrir la puerta que separaba su vida de la muerte de Ricardo. Y así bajó las escaleras, sin apenas verlas, pero con la certeza de que lo que se le clavaba en la piel era la sospecha. Esa sospecha que siempre la había cortejado pero que nunca se atrevió a declararse.

Cuando llegó a la calle, el frío la dio tal bofetada que no tuvo más remedio que despejarse. Y así fue deambulando hasta llegar al mismo portal que un rato antes no traspasó. Agarró las llaves y a la primera encontró la que encajaba perfectamente en el portón. La giró suavemente y empujó la verja que protegía el cristal. A la par, como una pareja de baile, se abrieron las dos. Y a la par, se cerraron tras ella con un gemido que señalaba un último esfuerzo. En ese momento, ella abrió las alas de la imaginación y voló al recuerdo, no tan lejano, que la llevó a sentir que todavía quedaba tiempo para susurrar al oído palabras de consuelo. Y el caer de las gotas de lluvia que chocaban con el suelo acompañó con ritmo el sonido de sus tacones recorriendo el pasillo que la acercaba al umbral de la puerta del apartamento de Ricardo.

domingo, 21 de junio de 2009

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NI COMO NI CUANDO 2º PARTE

Las cortinas fueron descorridas por la sirvienta y la luz entró con todo su derecho. La claridad la asustó al principio, pero luego terminó por acompañarla en el despertar pasando a ser parte de ella.
Aquellos buenos días de Sara fueron unos buenos días como otro cualquiera, parecía que nada había cambiado. Pero ya habían pasado siete días. Lo mismo que una semana.
Sacó sus pies de la inmensa cama y esta vez lo hizo con decisión. Siete días eran suficientes.Así que su cuerpo acompañó a sus pies y se levantó. Su pelo, suelto y liso, castaño y brillante, bailó junto con el camisón que la cubría hasta las rodillas, en aquel baile en pareja , al ritmo que marcaba su decisión. Hoy era el día perfecto para la liberación.
Se sentía joven y bonita, por primera vez desde hacía años, y eso le daba un brillo especial a sus ojos color miel. Tenía la misma mirada que una adolescente. Y con una voz risueña, le devolvió los buenos días a Sara a la vez que cubría sus hombros con la pequeña bata de mañana. Los pies descalzos pisaban la moqueta que envolvía toda la estancia y se acoplaba a su forma bajo el peso de su cuerpo.
Abrió la puerta y respiró profundo hasta que no pudo contenerse y cerró los ojos. Entonces pensó que podría hacerlo, que era momento de hacerlo. Había estado años encerrada en esa vida que no era la suya, con un marido que nunca quiso que fuera el suyo y con unos hijos que ya no eran sus hijos.
Cuando volvió a la alcoba, la cama ya estaba hecha y la ropa recogida, así que despidió a Sara y, una vez cerrada la puerta, llamó por teléfono. Con un susurro en la voz, dio los buenos días y quedó con él para desayunar. Cuando colgó el auricular, estaba más decidida que nunca. No era tarde todavía. Aún estaba a tiempo. Y se fué al vestidor, cogió un vestido de una sola pieza en color azul barco, se calzó unos zapatos de punta abierta a juego con el bolso de mano y se peinó lo justo para que los pendientes no fueran unos colgajos de feria. Y salió corriendo.

En el rellano de la escalera se topó con su hijo Eduardo dándose un mutuo empujón. Se miraron y se sonrrieron, pero ninguno pidió perdón. Entonces su hijo pequeño le comentó, a la vez que la besaba la mejilla, que todos estaban abajo esperándola para el desayuno. Querían comentar unas cuantas cosas con ella antes de irse a los despachos. Ella lo miró, le acarició la ceja y le confirmó que bajaba con él. Ella también quería comentar algo.

En silencio bajaron las escaleras y entraron en el comedor pequeño donde estaban ya todos sentados en sus sitios, charlando y sirviendose. Cuando ella entró, las miradas de todos se posaron en su radiate aspecto. Y antes de que nadie pudiera decir nada, sin apenas decir hola, les miró a los ojos y les dió la noticia.
Salió y cerró la puerta sin mirar. Detrás de la puerta donde se quedaron todos con la boca abierta sin creer una palabra de lo que acababan de escuchar. Entró en su coche, saludó a Esteban y le pidió que la llevara a donde él sabía que tenía que llevarla.

viernes, 19 de junio de 2009

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Y TÚ QUE DICES?

Restriego mi baba por el suelo
de la que luego me alimento.
Regenero células en mi cerebro
con las que me entretengo.
Empapelo mi piel
con escamas de contrabando.
Y me echo al hombro
muertos de esparto.

Lloro con espuma
y sonrío con las manos.

Le acaricio con guantes
para no hacerle daño.

No como para no dormir
y no duermo para extrañarle.

Y tú me dices que vivir es ilegal?
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NI COMO NI CUANDO

Le dieron la noticia el miércoles por la mañana. No había marcha atrás, ni tampoco tiempo de operar. Así que lo único que le aconsejaban era ingresar en la clínica para que le cuidaran lo mejor posible. Podría recibir visitas de amigos y familiares y le ayudarían con el dolor. Los cuidados serían magníficos. Esta clínica estaba prepara para todo esto y mucho más. Los honorarios los hablarían más tarde, de eso no tenía que preocuparse ahora. Podrían ponerle en una planta alta para que tuviera las mejores vistas y las enfermeras eran personal muy preparado. Una atención personalizada era lo mejor en estos casos. Él no debía preocuparse por nada. Para eso estaban ellos.
Y respecto a los familiares, debería comunicárselo lo antes posible para que les diera tiempo a todo.

Se levanto del sillón, cogió sus cosas y salió por la puerta con toda la información metida en la cartera. Un sutil "gracias" salió por su boca a la vez que salía él por la puerta. No quiso darse la vuelta para no recordar la cara de su médico. Prefería olvidarla.
Caminó por las calles sin rumbo, disfrutando de aquella primavera tardía. Y quiso guardar en la misma cartera ,donde estaba el diagnóstico, aquellos olores y sabores de su infancia. Las risas de sus juegos y los llantos de los primeros amores. Recorrió el mismo camino que un día le llevó a la universidad y el que le sacó de la pobreza.
Por un instante pensó que debía ir a ver a su abogado y rectificar el testamento pero en ese mismo instante decidió que era hora de ir a la clínica.
Se fue caminando despacio, no tenía prisa. Su móvil no paraba de sonar y lo apagó sin pensarlo. Jamás había hecho eso, ni si quiera el día que se casó o el día que nacieron sus hijos. Jamás.

Por fin llegó y se paró ante la magistral puerta que le daba la bienvenida, descansó y respiró profundamente para recuperar fuerzas o encontrar algo de valentía. Había venido para hacer algo y debía hacerlo. Subió escalón por escalón y entró sin ningún remordimiento. Hizo el check in y se dejó acompañar por la enfermera más guapa que jamás había visto. Llegó a la planta número 13 y se acomodó en la estancia.

Una vez dado los detalles la enfermera salió por donde entró y cerró la puerta tras de sí. Entonces él se dirigió al ventanal que daba a la enorme terraza y abrió la puerta. La temperatura era perfecta. Respiró. Volvió a respirar más profundamente. Trece pisos dan para mucho.Ni si quiera ella le diría como y cuando tiene que morir.Y la oscuridad llegó.

DIARIO DE MADRID

23/03/09


"El excelentísimo Don Pedro Fernandez falleció ayer en extrañas circunstancias en la Clínica San Bartolomeo, en la misma capital. Sus familiares, entre los que se encuantra su esposa y sus cinco hijos, no han querido hacer ninguna aclaración respecto a lo ocurrido ayer por la mañana. El entierro será mañana, en el cementerio de La Almudena a las 10 a.m. en la más estricta intimidad.
Respecto al patromonio que Don Pedro Fernandez ha dejado, recordamos que se encuentran innumerables obras de arte, varias casas de estilo colonial por toda sudamérica y un capital económico que se calcula oscila entre los 300 millones de euros. Así como 4 edificios en la capital y numerosas empresas."

jueves, 18 de junio de 2009

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RELATO SIN TÍTULO AUN

Esto es un borrador así que acepto ideas para su mejora. Os lo iré dejando poco a poco, para que lo disfruteis como un buen vino.
Besos y espero que os guste.



“No acababas de llegar cuando ya te habías ido, mi querida Laura. Infinitamente tuyo”

Y esto no era una despedida, si no un hasta pronto. Quiso dejarle el único patrimonio que había tenido en su vida. Su amor por ella.

Esa fue la nota que su madre le entregó cuando ella fue a verla nada más saber la noticia. “Ricardo se ha suicidado” fueron sus palabras, nada más. Y colgó.

Laura se quedó inmóvil delante del teléfono sin poder pensar en otra cosa que no fueran esas rotundas palabras. ¿Pero cómo que Ricardo se había suicidado?

Cogió su bolso y su abrigo y salió corriendo hacia la casa de él. Cuando llegó no podía casi ni respirar. Recuperando el aliento, llamó con mano temblorosa al portero automático y tal y como esperaba, no le contestó nadie. Volvió a intentarlo pero la esperanza de escuchar la voz que tantas veces se había convertido en su conciencia no aparecía por ningún lado. Miró a cada lado de la calle con la confianza de que en cualquier momento le vería aparecer y le entraría la risa tonta que siempre le entraba cuando él le gastaba alguna broma, casi siempre pesada. Pero no apareció y ella tuvo que volver por donde había venido.

Recorrió las calles, un poco sin rumbo, hasta decidir que donde tenía que ir era a casa de Pepa, la madre de Ricardo. Dirigió la mirada oteando la ruta que debía seguir y se puso en camino. Cuando por fin sus pies la llevaron al enorme portal, no supo como adentrarse al abismo que imaginaba se encontraría allí arriba. Se miró para comprobar el aspecto que tenía y entonces se dio cuenta que tenía las medias rotas. Quiso dar media vuelta para cambiarse pero la incertidumbre la pudo y recorrió los escalones que la separaban de la despedida. Se colocó delante de la puerta que se le antojaba grande y llamó con los nudillos de la cobardía. Nadie contestó pero se oían a lo lejos los pasos de la tristeza que arrastraban a Pepa hacia donde ella estaba. Y por fin abrió.

Sus ojos se descubrieron como se descubren dos almas en pena y se arroparon sin tocarse apenas pero aquello fue suficiente para las dos. Sabían para que se habían encontrado y las dos lo aceptaron sin tapujos. Una tenía el bolsillo lleno de preguntas y la otra el cesto lleno de respuestas. Levantando la mano, la Pepa le entregó unas llaves y una nota. Y sin poderla mirar a la cara le dijo:

- Léela de camino. Es de su puño y letra. Debió de ser lo último que escribió.-

Y con un mero roce de manos, Laura cogió la nota y sin mirarla apenas se la guardó en el abrigo con tanta delicadeza como le fue posible y le preguntó:

- ¿Y qué hago con esto?

- Rebusca y encuentra. Le contestó la vieja, cerrando la puerta.


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NI BLANCO NI NEGRO..

Que he dicho que no !
que no quiero,
que no puedo,
que no tengo ganas.

Que estoy cansada
de las dudas,
de los miedos
de temores
y de amores.
De si sí o si no.

Que ahora lejos
y luego cerca.

Que te tengo
al lado
y al otro lado
me dejas.

Sólo oigo un ronroneo.

Te espero
en la siguiente esquina.

miércoles, 10 de junio de 2009

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VIAJE A LA CAPITAL

Me voy por unos días a la gran capital.
Espero venir cargada de entradas y salidas, de amores y desamores, de penas y alegrías....
para poder,luego, compartirlas.

Que paseis buena feria.
besos y nos vemos pronto.

martes, 9 de junio de 2009

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1ª RECETA de la abuela Tula.

POLLO A LA DESESPERADA

Receta original: "Pollo a la vilarrua"

Como decía la abuela, los platos sencillos pero con fondo. Y que mejor fondo que una desesperación.

Este plato debe ser preparado exclusivamente en momentos de desesperación. De ahí su nombre. Y ello es debido a que dicha desesperación es el ingrediente especial de este delicioso manjar que, si os atrevéis a cocinar, podréis comprobar que es una delicia para el paladar. Pero, sobre todo, es el mejor remedio para la desesperación.

Preliminares:

Ya os dije que es importante el estado de la cocina. Así que una vez preparado el entorno, nos disponemos a empezar con nuestro mandil puesto, las manos bien lavadas, la copa de vino en la mano, la música puesta y la desesperación por toda la cocina.

Ingredientes:

1 pollo de tamaño proporcional a la desesperación,según necesidades.
Aceite, si es virgen, mejor. Como las mujeres.
Naranja, de tamaño mediano, como los hombres.
Sal, la justa para darle la chispa.

Acción:

Colocaremos, en un fogón mediano, una cacerola con agua, aceite y sal, al gusto de la desesperación. Recomiendo que no se pasen de las cantidades, ya que se trata de deshacernos de ella y no de alimentarla.
Una vez la cacerola esté en el fogón, el pollo deberá estar encima de la mesa ( o encimera) preparado para el primer contacto. Con las manos , y siempre con las manos, limpiaremos el pollo de todo lo que haya que limpiar y le daremos un pequeño sobeteo con las dos manos previamente untadas en aceite ,virgen si es posible. A la vez que pringamos el pollo con el aceite, iremos estirándole poco a poco desde las extremidades hasta el caparazón. Una vez bien "pringao" por fuera y por dentro, lo introduciremos sin ningún remilgo en la cacerola con agua hirviendo. A la vez, pondremos la naranja pelada dentro del jacuzzi.
Durante este rato de cocción ( el tiempo que tarde, dependerá de lo jodido que sea el pollo)
podemos aprovechar para dar un trago a ese magnífico vino o unas buenas caladitas a un cigarro, el que fume.
Una vez el pollo esté cocido, lo sacaremos sin cuidado y lo tiraremos encima de la mesa. Con cuidado de no quemarse, empezaremos a tirar de los muslos hasta que estos se separen del cuerpo y los apartaremos en una fuente. Haremos lo mismo con el resto del pollo. Y una vez esté despedazado, empezaremos a arrancarle las carnes con los dedos en trozos más bien grandes.
Terminada la descuartización, apartaremos los trozos en la fuente y nos encaminaremos a preparar la salsa desesperada ( bechamel).

Preparación de salsa desesperada:

Ingredientes: Harina, mantequilla, leche, sal y un poquito de pimienta.

Colocaremos en un recipiente, relativamente grande y proporcional al pollo, un buen par de cucharones de mantequilla. Debemos deshacerla poco a poco al fuego lento, junto con la desesperación, hasta convertirla en líquido. Una vez llegados a este punto, mezclaremos la mantequilla con la harina, que para un pollo medianamente desesperado serán dos puñados de harina, hasta que aparezca una masa con pinta arenosa y de color canela clara ( ya dije que las especias eran importante).
Una vez que tengamos esto, bajaremos el fuego y comenzaremos a echar la leche en el recipiente a cantidades parecidas a los besos que daríamos en el cuello. Es decir, poco a poco. Por supuesto debemos remover con cuchara de madera, lentamente, hasta convertirlo en una masa, sin grumos. Volveremos a echarle leche para conseguir una salsa desesperada espesa y digna de nuestro pollo.

Una vez terminada dicha salsa y antes de que espese demasiado, el pollo debe estar colocado en una fuente amplia y bien distribuido. Verteremos poco a poco la salsa por encima del pollo hasta conseguir que lo cubra entero. Lo dejaremos enfriar toda la noche en la fresquera y ya podemos terminarnos la botella de vino.

A la mañana siguiente, con el recipiente del pollo encima de la mesa, batiremos con un batidor manual, unos tres huevos en recipiente hondo. Añadiremos un poco de sal e iremos cortando la salsa desesperada con el pollo en trozos lo suficientemente manejables. Los mojaremos en huevo y los pasaremos por pan rallado ( tened el pan rallado preparado antes de empapar el pollo en huevo que si no luego es un coñazo). Una vez el pollo empanado, lo bañaremos en aceite hirviendo y lo doraremos.

De ahí al paladar y la desesperación desaparecerá a la vez que el pollo.

Buen provecho¡¡¡¡¡¡

lunes, 8 de junio de 2009

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LA COCINA DE LA ABUELA TULA

He querido abrir una sección nueva donde la protagonista será mi abuela Tula y su cocina. Su cocina filosófica y amatoria.
Os explico.
Mi abuela Tula, que nació en 1900, era una mujer atípica en su tiempo. Era una mujer intelectual, divertida y algo especial...Y según continuéis leyendo, la iréis conociendo y entenderéis por qué.

Ella era, además de una gran mujer, una gran cocinera. Y con los años fue enseñando a sus nietas el arte de cocinar. Pero no el arte culinario como lo podemos entender ahora. No. Si no el verdadero arte de conquistar con la cocina.

Ella decía siempre que al hombre se le conquistaba con las manos y con la boca. Por supuesto, nosotras, sus nietas, entendíamos que era una forma de explicarnos que se le conquista por el estómago. Aunque, con el tiempo, entendimos perfectamente lo que quería decir. Y vosotros lo entendereis también.

Lo primero que ella exigía era una cocina de verdad. No como las de ahora. Una buena cocina era aquella que cuando tú entrabas no oliera a detergente, ni a lejía y mucho menos a jabón lagarto. Aquella cocina tenía que oler, nada más entrar, a sabores. Y el mejor perfume para esa habitación eran las especias. Todas. No debía faltar ninguna.

Tampoco debía estar llena de trastos ni utensilios de ferretería. Allí sobraban las espumilleras, las pinzas y los grandes tenedores. Y qué decir de los aparatos, se muere otra vez si ve esas cocinas llenas de trituradores, o de batidoras, o máquinas que cocinan solas. Eso no iba con ella.
Las mejores herramientas que había en su cocina eran unas manos. Manos para amasar, para mezclar, para untar, para separar, para todo.

Esa gran cocina debía ser lo suficientemente espaciosa para poder moverte con agilidad pero sin prisas. La buena cocina se resiste a las prisas. Lo único que se necesitaba eran cuatro buenos fogones. Una buena mesa en el centro, que nunca se sabe cuando puede llamar el cartero. Un horno a fuego de carbón o leña y una gran fresquera para que todo estuviera en su punto en el momento que lo necesitásemos.

Como norma general, era de uso obligatorio el mandil o delantal para poder trabajar a gusto y no preocuparse de nada más. Por último, y no menos importante, el secreto estaba en las manos. Una buena cocinera debía tener las manos siempre limpias ya que a partir de ahora, serán nuestras herramientas de trabajo y sólo ellas tocaran la materia.

Yo a esto y con permiso de mi abuela, añado dos cosas. Que no falte nunca una buena copa de vino y un cigarrito. Y si lo acompañamos con buen ritmo de jazz o de soul, mejor que mejor. Pero esto es un añadido mio, que quede claro.

Una vez resuelto el tema de lo que una buena cocina necesita, pasamos a la cocinera. Esta debe ser limpia, alegre, predispuesta y muy,muy imaginativa. Por que para mi abuela, uno de las esencias importantes de la buena cocina es la buena imaginación. Sin ella ,no llegamos a ninguna parte. Por supuesto abtenganse las mujeres con remilgos o con ascos, puesto que en esta cocina la principal herramienta de trabajo serán las manos.

Eso si, no pueden faltar ingredientes como harina, leche, huevos, azúcar, sal, levadura, pan rallado, distintas carne y pescados, frutas, verduras, hortalizas y la ya mencionadas e indispensables especias.

Una vez dicho todo esto y esperando que no se me olvide nada, espero que esta nueva sección os guste y ,sobre todo, cambie vuestro paladar y el de vuestro acompañante.

Que os aproveche.
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12 PISOS

El ascensor no era muy grande y el tiempo el que dan 12 pisos. No saben cuantas veces se miraron. Dos, tres,siete, trece......ni cuantas se lo pensaron. Pero no llegaron al número cuatro. Ella se levantó la falda y él le bajó las bragas. Las huellas de sus manos se cicatrizaron en el espejo y ni una palabra.
Después de doce pisos, ella salió oliendo a tierra mojada y él con el sabor de su boca en sus escamas.

domingo, 7 de junio de 2009

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MARIO BENEDETTI

Aquí os dejo un poema precioso del siempre genial Mario Benedetti. Poema que pone mi sentir en sus letras y sus letras en este baúl. Dedicado a los que estéis enamorados......ya comprenderéis por qué.........



Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos

no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites

De Mario Benedetti


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ESTRENO DE LA ESCUELA DE TEATRO

Ayer fue el estreno de la obra de teatro de la Escuela de Teatro de Chiclana....
Que decir...más que fue fantástica. Nuestro amigo Antonio Estrada hizo una versión de la gran obra "El trovattori" de García Gutierrez, gran autor chiclanero.
No faltó un buen reparto,se realizó una muy buena adaptación, pero sobre todo, grandes momentos de risa ya que la adaptación se hizo en tono irónico y estaba sobrada de muy buenos golpes de humor.
Mi mayor enhorabuena a todos...el teatro estaba lleno.¡¡¡¡¡

sábado, 6 de junio de 2009

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GRITAROS¡¡¡

Jamás pensé que mis seres más humanos
fueran a caer tan bajo.
Jamás creí que fuera a gritaros....

¡¡¡ ¿Dónde estáis,
guerreros de la noche,
que tan valientes os bañabais
desnudos en las playas? !!!!

¡¡¡¡ ¿ A dónde han ido
las letras y los versos
que voz en alto alzabais? !!!!!

¡¡¡ ¿ Dónde os escondéis,
caballeros lascivos,
amantes etéreos,
que con vuestros besos
el cielo me dabais? !!!!

¡¡¡ ¿ Por dónde escaparon
los aullidos bárbaros
que tan impresos estaban
en panfletos de alarma
donde regalabais
una tierra imaginaria
por la que vivir? !!!

¡¡¡ ¿ Cómo llegasteis
a engañarme tan bien
camelando mis oídos
con promesas donde
la verdad implora ? !!!

¡¡¡ ¿ Para qué escupiros
verdades
si luego no sabéis encajarlas
y termináis escondidos
en el primer recoveco
de cualquier portal
bajo la falda sutil
de cualquier madrastra
de un cuento de hadas ? !!!!


Jamás pensé
que mis seres más humanos
fueran a caer......
Ya no quiero seguir siendo
No quiero ser...

Sólo deseo caminar
junto a mis piernas
e ir donde me lleven ellas,
la montaña o el mar,
que más da.

Con la mochila a cuestas.

Donde los peces arañen
el cuero que me recubre
la carne que oculta mi sangre.

Donde las estrellas sean
polvo de alita de mosca
y con ellas pueda volar.

Nada más...
No quiero ser

ni madre
ni esposa
ni hija
ni muerta
ni peón de ajedrez

Sólo quiero pasear
por el filo de la vida
y sentir
punzante, cortante,
dolorosa
el escozor de la herida
al sentirme viva.
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MI PRIMER HEROE

Cuando era pequeña, no hace de ello tanto tiempo, recuerdo que tenía un amigo, o mejor dicho un compañero de juegos. Era un chico y se llamaba Esteban.
Con él me pasaba las horas jugando, en un rincón de mi portal, a las muñecas. A mí no me gustaban las de aquella época, ni las de ninguna, pero jugar con él era distinto. A mi me gustaba jugar con los play movil o los acción man , las canicas,trepar los árboles,todo menos vestir a una niñas de silicona perfectas con cara de muertas. Y todo ello por que era una chica. Esteban era un niño especial, por eso nunca he encontrado nadie como él. Era especial por que a él si le gustaba jugar con mis muñecas, le gustaba peinarlas, vestirlas, le encantaba darlas de comer. Y a mí me regalaba un placer inmenso verlo, allí, sentado en esas escaleras, escondidos de la vista de sus padres y ocultos de una sociedad de los años 70 donde aquellos juegos de portal estaban totalmente prohibidos.
Él fue mi primer héroe cuando le descubrí por primera vez, con tan solo 9 años, decirle a su madre que lo que a él más le gustaba era ese ratito que pasaba conmigo reivindicando su derecho a ser como era. Ese niño, moreno de piel, más bien gordito, con voz afeminada y con una mirada perdida fue la persona más valiente que en ese momento yo tenía cerca. Y quizás, sin saberlo él, con su paciencia, su bondad, el amor a si mismo y su valentía, consiguió quedar ante mis ojos como alguien extremadamente heróico por que no estabámos acostumbrados en el entorno donde yo me crie a llevar la contraria a nuestros padres y mucho menos a sacar los pies del tiesto.
Quizás por él fue por lo que me decidí a ser como soy.
Quizás él fue mi primer gran héroe.

viernes, 5 de junio de 2009

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SUPERHEROES

Y si a alguien se le ocurriese la fenomenal idea de relatar una historia donde todos fueran superhéroes. Pero no de esos héroes con poderes físicos ni mentales. Nadie que traspase puertas ni ventanas. Ninguno que fuera capaz de escupir fuego por la boca ni aguantar extremas temperaturas. Nada de estiramientos de piernas ni brazos.

Héroes de verdad. De esos que son capaces de hacer cosas que nos parezcan imposibles como, por ejemplo, un vecino que siempre es buen vecino. Una amiga para siempre. Un verdadero amor. Una madre madrísima. Un hermano perfecto.

Os propongo una cosa. Para el que quiera. Creemos unos personajes de estos, de los de todos los días y hagamos de ellos verdaderos héroes con verdaderas historias, donde lo anormal no sea la fuerza física, ni lo invisible que se pueda ser, ni lo flexible, ni nada de eso.
Nuestros héroes serán personas de nuestro entorno que en algún momento dado nos parecieron superhéroes por algo que hicieron.
Podemos darle un toque de imaginación o ser totalmente realistas. Lo dejo a vuestra elección. Y cuándo estén todos juntos, los uniremos en una gran historia para ellos, solo para ellos.

Espero que el juego os guste y que empiece el más valiente y osado¡¡¡¡¡

besos
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Felix Palma

Ayer vino al taller de letras de Chiclana el fantástico,nunca mejor dicho, Félix Palma.

Que deciros más que el encuentro fue fabuloso. En él nos habló de su última novela "El mapa del tiempo", que desde mi punto de vista personal pare, y digo parece, ser muy interesante y divertida.
Se caracteriza por la frescura en la lectura y por el rico desarrollo de la trama. No faltan personajes ni momento irónicos.

Desde aquí quiero agradecerle el buen rato que nos hizo pasar durante y después de la visita.
Espero que le veamos pronto

jueves, 4 de junio de 2009

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LA CASA PUERTA

No se en que momento me fijé en ellas por primera vez. Allí estaban las dos, sentadas en esas sillas de colores. Con el esparto arañado por el tiempo. A la sombra de aquella casa puerta, bañada la fachada con ese blanco luna que tanto me gusta de este sitio.
Estaba calurosa la mañana, cuando decidí sentarme, como en otros días, a la sombra de aquel café-bar que había enfrente de ellas y que tan bien atendía Don Florencio.
Como siempre, me tomé un buen café solo con hielo, para refrescarme del calor y del remordimiento.
Y allí estaban,las dos, pelando con toda la gracia posible, las habichuelas que jugaban con ellas en sus manos. Y agachándose a por las que caían resbaladizas por sus faldas. Y mirándose la una a la otra,como pidiéndose permiso para recuperar la que se escapaba más lejos de lo normal.

No se en quién me fijé primero, si en la madre o en la hija. Una, morena negra, con los ojos del color de la ciruela, el pelo ondulado abrazado a sus hombros,la sonrisa enmarcada por sus labios a juego con su camisa roja.La falda abrigada por un mandil que servía de cesto para sus frutos pelados.Y en silencio, con la palabra en la mirada y la mirada en la hija. La otra, chica, con los pies jugando con el poco que le quedaba para llegar al suelo. La falda blanca y la mirada limpia, la misma mirada con la que contestaba a la madre. Y entre ellas ,las habichuelas.

No sé quién habló primero, pero cuando yo empecé a escucharlas, la chiquilla empezaba a interrogar a la madre sobre algún asunto relacionado con un ser supremo...


- entonces..... ¿puedo verlo?

- no,no,hija...no puedes verlo..

- ¿no tiene cara?
-No, no tiene cara.No la cara que tú y yo conocemos.

-¿Y cómo se que existe, entonces?

- Bueno, no lo sabes. Lo crees. Lo sientes.

-¿Y todo el mundo cree en él?

- Nooo, todo el mundo no. Algunos que creen en él, le llaman de una forma. Otros le llaman de otra.Pero en el fondo, es lo mismo.

- ¿Y por qué creemos en él si no le vemos?

- Por qué es necesario.

-¿Para quién?

-Para todos nosotros.

-¿y por qué?

- Bueno, nos ayuda a ser buenos....a soportar el dolor,....a querernos más....

-¿Por qué.....?. ¿ No somos capaces de querernos por nosotros mismos?

-Siii...pero él nos ayuda a querernos más.

-¿Tú querías a la abuela Tula?

- Si, claro. Era mi madre. ¿Cómo no la iba a querer?

- Ella no creía en él. Ella creía en mi.... ¿La quieres menos ahora?

- Ayy, María¡¡¡ Tú y tus cosas... calla y sigue pelando.


Entonces, en ese momento me fijé. Me fijé en el deseo que me empujaba por averiguar a que sabría su cuello de color canela.

No se en qué momento me enamoré de ella.